sábado, 7 de junio de 2014

{EunHae} Love stories are not always happy.

Título del fanfic: Love stories are not always happy.
Parejas: EunHae
Tipo: Oneshot
Género: Angst~(?)
Clasificación: G.
Advertencias: nothing.broken
Comentario del autor/a: Estoy sin office, o sea, me mato con bloc de notas D:




Y entonces, Hyukjae y Donghae vivieron felices para siempre.
.
.
.
¿Pero quién dijo que juntos?
.
.
.
¿Y quién confirma que felices?






Entonces... ¿eso es todo?, ¿esto es todo entre nosotros? Donghae preguntó sereno, tampoco era del tipo se persona que gustaba de hacer escenas dramáticas como levantar la voz o ponerse a llorar tal como en esos doramas que solía ver su madre cuando aún vivía en aquella casa hasta los veinte años.

Ahora con casi veintidós aprendió a manejarlas o por lo menos disimular que no le afecta tener que separarse con alguien que compartió cierto momento de su vida. Pero no había sido necesario disimular sino hasta ese preciso momento ya que sus anteriores rupturas no le habían importado tanto, es más, deseaba que lo terminaran.
Pero ahora, ahora todo era tan distinto. Tragó un sorbo más del café que ahora estaba a la mitad de la capacidad de la taza y levantó de nueva cuenta la vista hasta tener contacto con aquellas avellanas que le miraban con la misma tristeza en sus ojos que él mismo ahora intentaba que no saliera a flote.

Si, supongo, pero umm bueno sabes bien que si... Suspiró, y pasó unos segundos en silencio que sirvieron para aclarar sus ideas y continuar con lo que decía. Bien, sabes que cuando llegara este momento, que ambos sabemos no teníamos planeado que de verdad sucediera porque era así, en ningún momento les cruzó por la mente que les terminarían por descubrir. simplemente nos separaríamos. Siendo adultos esto sería de la manera más civilizada, y bueno, pues ahora sucedió "eso".

Lo sé. Donghae, más que suspirar, intentaba sacar todo el aire posible contenido en su cuerpo, una manera de caer desmayado y despertar con la buena noticia de que todo era un mal sueño. Pero sabía que no era así, que esto no era sólo un mal sueño, si no una realidad, una separación.

Hyukjae y Donghae iniciaron una relación como algo más de ser simples amigos después de dos años de una buena amistad en la universidad, por eso fue que Donghae salió de casa, para mudarse con su novio Hyukjae, todo iba viento en popa, pero siempre había algo de lo que tenían que cuidarse, quizás fuera estúpido puesto que ambos adultos jóvenes de veintidós años de edad hicieran, pues ocultarse, ocultar su relación de sus familias era más para adolescentes que intentaban cubrir sus ocasionales sesiones de sexo en la escuela media superior.
Sólo que ellos no intentaban ocultar unos cuantos acostones. Estaban muy consientes de que llegaron a sentir algo por el otro tan fuerte que los había mantenido juntos aún después del primer revolcón de cama, si hubieran parado después de eso podrían decir que fue algo solo ocasional y por el momento de lujuria y alcohol. Pero no fue así.

Se repitieron y más veces. Nacieron los celos, las ganas de poseer al otro. Monopolizarlo.
Nacieron de sus labios y voces los "te quiero", que se transformaron en "te amo".

Y ahora, no quedaba más que la separación. Era un acuerdo, algo que seguir.
Una promesa.
Y las promesas estaban para cumplirse.

Sólo que ahora ambos, se arrepentían profundamente de que la promesa no hubiera sido "juntos para siempre".

Ahora tendrían que actuar como dos desconocidos cuando la verdad es que uno conocía perfectamente al otro, más de lo que cualquier persona haría. Se conocían más entre ellos que ni lo que sus propias familias lo hacían y harían.

Ambos exhalaron aire. No podían romper esa incomodidad. Tampoco es como si quisieran pararse, salir de la cafetería y tomar cada quien su rumbo. Pues saliendo de las puertas del local ya no habría un "nosotros", ya no habrían sonrisas traviesas. Ni besos, ni abrazos por la espalda. Ni un "buenas noches" o un "¿cómo te fue cariño?", nada.

Dos desconocidos... donde sólo había conocimiento del uno por el otro, donde había amor, donde había una promesa.

Dos desconocidos... donde a ambos les era suficiente con saber que el otro existía, para poder continuar su vida.

---

Levántate idiota, vamos que todavía quedan algunas cajas. Sora dijo en un tono medio alto y utilizando sus palmas como una golpeadora automática por todo el bulto entre sabanas blancas que formaba el cuerpo de Hyukjae.

Hace ya tres meses que Donghae se marcho de su vida y por lo tanto de su apartamento. Pero el que aún parte de sus cosas estuvieran ahí le hacía pensar a Hyukjae que lo hacía a propósito, como una excusa de su ahora ex-novio para que siempre le tuviera en su mente.

Ya voy, cinco minutitos más. Pidió el rubio mientras daba vueltas en la ahora muy-grande-cama-para-solo-una-persona que compartía con Donghae.
Donghae otra vez, maldito sea. Pensó Hyukjae.

Nada, son más de las once, comprendo que no vayas al instituto pero no abuses de la flojera Lee Hyukjae. Sora, usando toda su fuerza que no era poca tiró de las sabanas haciendo que Hyukjae se desenrollara del rollo que había hecho previamente de sí mismo y en acto muy cómico terminó por caer al piso de cara lanzando un quejido aún muy grave por el sueño.

Me haz roto todo. Dijo con voz somnolienta, y aún conservando la posición de la caída.

Anda, levántate que si no vengo a danzar sobre ti con los tacones de aguja, a ver que más termino por romper. Y Hyukjae gimió mientras oía el andar de los tacones de su hermana que ya iba por el pasillo.

Mejor pararse de una vez por todas antes de que termine lleno de agujeros.

Con pesadez fue camino a las cajas que ya estaban amontonadas en la sala. Suspiró viéndolas, desde que Hae se fue se la pasaba suspirando, había oído que los suspiros se llevaban parte de tu alma, volvió a suspirar. Ojalá fuera así de fácil.

Lo extrañaba tanto. En la sala cuando veían las caricaturas, en la cocina cuando se daban de comer el uno al otro. En la entrada donde muchas veces ya iniciaba el encuentro sexual. En la cama... suspiró de nuevo.

Cuando le decía buenos días y le brindaba su tierna sonrisa. Cuando se cepillaban los dientes.

Todo, todo Donghae, todo él. Era su vida, Donghae era y hacía que su vida fuera toda tan bonita. Como Donghae era.

Donghae... ¿qué estaría haciendo?

Suspiró.

---

Donghae cariño ya baja. Donghae se removió en la cama frunciendo el ceño al escuchar la voz de su madre al otro lado de la puerta. Era difícil acostumbrarse, luego de tener dos años viviendo con Hyukjae ahora todo le resultaba extraño, raro. No sé sentía bien.
Nada lo estaba.

Con Hyukjae todo estaba bien.

Fue bajando la escaleras tallándose los ojos y bostezando un par de veces. Pese ya tener tres meses lejos de él, para Donghae era como el primer día desde que volvió. Aún recordaba como su madre lo había recibido, una sonrisa grande en su rostro pero que era felicidad no se reflejaba en sus ojos, y sabía muy bien porqué.

Había asco, miedo y más cosas que no pudo ni quiso descifrar, le bastaba con lo que estaba pasando para tener que preocuparse por eso.
Era por su culpa y por la culpa de la familia de Hyukjae que tuvieron que separarse.

"En cuanto seamos descubiertos, esto terminará."

Azotó la frente en la mesa, no sintió el dolor hasta que levanto la cabeza y toco la zona del medio, gimió bajito. Auto lastimándose no iba a solucionar nada.

La cosa es que, ambas familias se llevaban bien, la familia de Donghae quería a Hyukjae como su propio hijo así como para la familia de Hyukjae, Donghae era el consentido, todo hasta que descubrieron que sus queridos hijos no solo hacían la tarea y las cosas que se suponía que hacen los compañeros de apartamento en la universidad.

Quizás todo hubiera pasado desapercibido.
Quizás, sólo quizás si no fuera por el hecho de que ambos eran hombres.
Homosexuales.

O eso lo descubrieron juntos, pero no era como si también de eso se tenían que enterar sus familias. Ahora que ya no estaban juntos sus familias volvieron a la tranquilidad y dejaron el tema con "confusiones que tienen los jóvenes".
Pero Hyukjae no era ninguna confusión ni una cosa de joven.
Él ama a Hyukjae.
Tanto como sabía que Hyukjae lo amaba a él.

Salió de sus pensamientos una vez que oyó las cacerolas siendo chocadas con otras, su madre estaba de espaldas a él, preparando la comida como toda una chef de los programas de la televisión. Luego volteó con un plato en mano que contenía el desayuno de Donghae. Fue depositado frente a él, para que después su madre también tomara asiento. Frente de él, y le sonrió.
Donghae hizo más una mueca que una sonrisa, no odiaba a su madre... sólo que nada era justo.

Ya hablé con algunas amigas, están más que dispuestas a que sus hijas tengan una cita contigo cariño, no te preocupes, retomarás el buen camino pronto. Ahora sí, dijo con la mirada iluminada.

Y a Donghae le pareció asquerosa la alegría que rebosaba en sus ojos. Como esa persona podía estar tan alegré, cuando Donghae sentía que nada ya valía la pena, aunque lo ocultara.

Ocultaba su dolor, su agonía, para no ver más los ojos de su madre llenos de tristeza y preocupación. Como es que ahora ella que, junto a su padre, no de molestaban en disimular la alegría que sentían porque él dejó a Hyukjae.
Y el cambio él, tenía que tragarse lo mal que se sentía.

Las promesas están hechas para cumplirse, sólo que él, quería romperla.


---

Gracias Sora, no sé que haría sin ti. Dijo Hyukjae sonriendole con sinceridad a su hermana que lo había ayudado a ordenar el apartamento que era todo un desastre, ya con casi el año después de la separación su ida se modifico más de lo que hubiera imaginado, pensado. Deseado.

Lo sé, eres todo un desastre. Respondió, regresandole la sonrisa de encías tan parecida a la de su hermano—. Pero de ahora en adelante te cobraré. Bromeo sacandole la lengua.

Gracias, en serio. Dijo esta vez, pero en ese gracias iban implícitas más cosas, como gracias por llevarle sus cosas a Donghae, o gracias por dejarme llorar sin preguntar, gracias por cuidarme para que no tomara y tantas más cosas.

Gracias por aceptarme a mi como soy, y a la relación que tenía que Donghae. Sora había sido su único apoyo en su relación secreta, al principio se sorprendió pero lo tomo mucho mejor de lo que había podido pensar, solo que no se esperaba una reacción tan buena como la de ella en sus padres.
Era obvio que no.

Ya sé... sólo que me hubiera gustado que lo que tenían entre ustedes dos hubiera funcionado, ya sabes, no había tenido cuñado favorito desde que apareció Donghae. Hyukjae rió.

Sora, Donghae ha sido el único cuñado que has tenido.

Lo sé. Dijo encogiéndose de hombros.Es sólo por si llega otro ya sabes que nunca podrá tener el lugar de favorito.

Sora, no habrá más cuñados, ¿lo sabes verdad? Ella suspiró.

Ya sé.

No, definitivamente no habría más cuñados, Donghae fue el primero y el único, además con él había conocido su verdadera sexualidad, y aunque ahora ya la tenía clara eso no significaría que sus padres lo aceptaran por el simple hecho de no ser Donghae.
Simplemente ellos no aceptarían a ningún otro, por ser homosexual. No habría cuñados en un futuro.

Pero si cuñadas obligadas.

---


¿Cuantos años habían pasado?, ¿dos?

¿Tres?, ¿seis?

Agitó su cabeza de un lado a otro despacio, de nada serviría contarlos ahora, dejó de hacerlo cuando al ver el tiempo recorrido le embriagaba una tristeza que lo dejaba llorando por días seguidos.
Nadie comprendía, nadie podría. Hasta que dejo de hacerlo solo por no entristecer a quienes le rodeaban.

Sintió como unas pequeñas manitos sujetaban sus rodillas y miró a sus espaldas viendo solamente una mata de largos cabellos castaños.

Hola mi bebé, ¿qué pasa ahora?

Papí, ¿me llevas a la librería? Hablo la pequeña con una dulce vocesita mientras del bolsillo de su vestidito blanco con azul sacaba un papel ya arrugado con la lista de libros infantiles que seguro quería que le leyera. Su hija había desarrollado ese justo y se encaprichaba con que fueran a comprarlos a una librería en específico, pero por ella cualquier cosa.

Esta bien, ahora ve a terminar tus deberes y nos vamos.

¡Sip! Donghae vio como se alejaba su bebé dando saltitos por el pasillo. 

Tenían los mismos ojos avellana, era su luz ahora. Lo que le hacía sentir que todavía conservaba algo de él.

---

¿Si se sorprendía?, podía quedar corto son esas palabras, claro que sí.
A la entrada como cada viernes, una pequeña que corría a buscarlo diciendo demasiado alto "Oppa, oppa Hyukjae" en una librería era de extrañar, pero ya era todo un ritual de saludo.
Hyukjae abría los brazos y esperaba el impacto de la niña cuando lo abrazaba con todas sus fuerzas. Pero lo sorprendente era que, detrás de la "niña de sus ojos" como le había puesto, estaba su primer y único amor que le miraba con la misma sorpresa que él, con otros sentimientos mezclados y difíciles de separar.

Hola. Comenzó Donghae.

Hola. Respondió Hyukjae carraspeando un poco, odiándose a si mismo por tener que estar tan nervioso.

Oppa Hyukjae, él es mi appa Donghae, ¡ahora vino él a acompañarme! Habló emocionada la nena que los miraba  ambos con ojitos brillantes. Ahora Hyukjae comprendía porque le resultaba conocida a alguien. Tenían la misma sonrisa llena de ternura.

Si nena, bueno, dame esa lista. Dijo como de costumbre, cuando la madre acompañaba a la pequeña, sintió como un nudo se le formaba a la pequeña, ver a Donghae era una cosa, pero verlo, ahora sabiendo que tenía una familia, era otra. La pequeña se paso del lado de Hyukjae al de Donghae jalando la tela de los pantalones indicándole que le entregará la lista.
Donghae reaccionó y se la paso a Hyukjae, rozando intencionalmente sus manos. Ambos sintieron el calor tan familiar y fluir de sentimientos.

Hyukjae sonrió, pero fue una llena de melancolía.

Ha estado necia queriendo leer sobre el tema. Habló Donghae, ahora rascando nerviosamente detrás de su nuca, mientras la pequeña mantenía una sonrisa emocionada.

Historias de amor. —Acabó casi escupiendo las palabras con cierto desdén que Donghae noto inmediato, pese a los años podía leer sus emociones como un libro abierto.

Si, no es algo que yo recomendaría a una niña, pero Haru bajo su mirada solo para encontrarse con los avellana de su hija que le miraban con alegría, tal y como alguna vez recordaba a los de Hyukjae. Esta encantada con ellos.
Haru aprovecho que los dos adultos comenzaron a hablar entre ellos para correr a la zona infantil.

Lo sé, más porque hay historias de amor, que no siempre son felices.

Lo sé. Donghae lo pensó, pero bueno, después de todo, ellos ya vivieron lo malo. Ya habían vivido la parte mala de la historia que termino por separarlos. Lo sé perfectamente, mi amor.

3 comentarios:

  1. No se si llorar o.... No se lloraré.
    Aun que de admitir que realmente me gustó, creo que aúnque duela esa es la verdad... Los finales felices no existen.
    Muy buena redacción y la historia... Buen trabajo

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. EunHae....broken.
    Eso duele. Y bueno, creo que es el otro lado de la moneda después de todo, no?
    Pudieron ser felices, como no.

    Hermosa historia- Aunque me sigo preguntando, ¿por qué existen esos finales? Si ambos se amaban, ¿por qué no luchar por lo suyo? Cobardía, resignación, miedo...tantas cosas.

    Buena historia.

    ResponderEliminar